lunes, 8 de diciembre de 2008

Llamado

“La voracidad ha envenenado el alma de los hombres, ha rodeado al mundo con un círculo de odio, y nos ha hecho entrar, a paso de ganso, en la miseria y en la sangre. Hemos aumentado nuestra velocidad, pero somos sus esclavos. La mecanización, que proporciona la abundancia, nos ha dejado el deseo. Nuestra ciencia nos ha vuelto cínicos. Nuestra inteligencia nos ha hecho duros y brutales.
Y a los que puedan oírme les digo: ¡no desesperéis! La desgracia que se ha desplomado sobre nosotros no es más que el resultado del feroz apetito y de la amargura de unos hombres que temen el avance del progreso humano. Pero el odio de los hombres pasará y los dictadores desaparecerán. Y el poder que han usurpado al pueblo volverá al pueblo. ¡Porque mientras los hombres sepan morir, la libertad no podrá perecer!
Soldados, no hagáis el don de vuestro propio ser a esos brutos.., a esos hombres que os desprecian y os tratan como esclavos: que automatizan vuestras vidas, que os imponen vuestros actos, vuestro pensar, vuestro sentir, que os reclutan, os hacen ayunar, os tratan como ganado y se sirven de vosotros como carne de cañón. No os entreguéis a esos hombres desnaturalizados, a esos hombres-máquina de corazón de máquinas. ¡Porque no sois máquinas! ¡No sois ganado!
En el décimo capítulo del Evangelio según San Lucas está escrito: El reino de Dios está en el hombre mismo. ¡No en un solo hombre, ni en un grupo de hombres, sino en todos los hombres! ¡Y también en vosotros! Vosotros, que sois el pueblo, tenéis el poder, y también el poder de crear máquinas.
Pues entonces, en nombre de la democracia utilicemos este poder, ¡unámonos todos! Combatamos por un mundo nuevo, por un mundo limpio que dé a cada hombre la posibilidad de trabajar, que prepare un porvenir para la juventud y que cobije de la necesidad a los viejos.
Mediante la promesa de estas cosas, algunos ambiciosos se han encaramado en el poder. ¡Pero han mentido! ¡No han cumplido sus promesas, ni las cumplirán jamás! Los dictadores se han liberado pero han esclavizado al pueblo. ¡Combatamos ahora para cumplir esa promesa!”

Charles Chaplin: “El monólogo del barbero” en la película El gran dictador, citado en I. Arcella y E. Kleinman, “Biografía de Charles Chaplin”, en Eisenstein y otros, El mundo de Charles Chaplin, Buenos Aires, CEAL, 1980.

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