lunes, 31 de diciembre de 2007

Recuerdos de la Revolución de 1848

“He llegado por fin a la insurrección de junio, la más grande y la más singular que haya tenido lugar en nuestra historia (…) Lo que la distinguió, además, entre todos los acontecimientos de este género que se sucedieron desde hace sesenta años en Francia, fue que no se propuso cambiar la forma de gobierno, sino alterar el orden de la sociedad. No fue ciertamente una lucha política (en el sentido que hasta entonces habíamos dado a esa palabra) sino un combate de clase, una especie de guerra de esclavos (…) y no debe verse en ella más que un esfuerzo brutal y ciego, pero poderoso por escapar a las miserias de su condición, que había sido descrita como una opresión ilegítima, y por abrirse, mediante las armas, un camino hacia aquel bienestar imaginario que se les había mostrado, en la lejanía, como un derecho…
Hay que señalar también que esta terrible insurrección no fue la acción de un cierto número de conspiradores, sino el levantamiento de toda una población contra otra. Las mujeres participaron en ella tanto como los hombres. Mientras estos combatían, aquellas preparaban y acarreaban las municiones, y cuando, al fin, tuvieron que rendirse, las últimas en decidirse fueron ellas.”
Alexis de Tocqueville, Recuerdos de la Revolución de 1848. Madrid, Ed. Nacional, 1984.

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