lunes, 21 de diciembre de 2009

Metáfora de los espejos

“…Con los medios hay que tener un poco de sana desconfianza. Sin embargo pasa como sucede con los espejos.
Uno crece en la inteligencia de que los espejos devuelven fielmente la imagen de quien se les pone adelante, y es una convicción muy fuerte. Hasta que por ahí alguien, alguna mano malvada, empieza a fabricar espejos que deforman, espejos que no devuelven la verdad sino la mentira.
Entonces uno a la mañana se va a afeitar y ve una persona rubia --uno que es morocho--, una persona distinta a lo que es uno, y uno tiene tánta confianza en los espejos, que incluso prevalece esa confianza por encima de la realidad.
Y uno que se sabe morocho, que ha vivido una morocha vida durante tantos años y que ha andado entre morochos, se ve rubio en el espejo y empieza a asumir rubias conductas.
Yo creo que a lo mejor ha llegado el tiempo de desconfiar del espejo. De desconfiar del espejo y de pensar que a lo mejor los fabricantes de espejos tienen intereses inconfesables que nosotros no conocemos. Intereses entre los cuales figura el de lograr que nosotros nos creamos rubios siendo que somos morochos.
Así que a lo mejor más que mirar al espejo hay que preguntarle al de al lado, al que también es morocho, al que vive como nosotros, a ver cómo nos ve, a ver qué le pasa, a ver qué siente. Y a lo mejor hay que mirar más la realidad y menos el espejo de la realidad porque a veces ese espejo está tendenciosamente modificado, y es fraudulento…”
Vanesa Bouza Sociología
Alejandro Dolina, en TVR, 10 de noviembre de 2009

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