viernes, 31 de julio de 2009

Anthony Giddens

Entre los conceptos más utilizados en sociología figuran los de CULTURA Y SOCIEDAD, que analizaremos en este capítulo. Cuando utilizamos el término "cultura" en la conversación diaria, generalmente lo consideramos equivalente a "los aspectos más elevados de la mente", como el arte, la literatura, la música y la pintura. Tal como lo emplean los sociólogos incluye tales actividades, pero también otras. La cultura tiene que ver con las formas de vida de los miembros de una sociedad o de sus grupos. Incluye el modo de vestir, las costumbres matrimoniales y la vida familiar, las pautas laborales, las ceremonias religiosas y los pasatiempos.
"Cultura" se distingue conceptualmente de "sociedad", pero existe una estrecha relación entre ambos conceptos. Una sociedad es un sistema de interrelaciones que vincula a los individuos. En este sentido, Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos, por ejemplo, son sociedades compuestas por millones de personas pero, como veremos en el siguiente capítulo, otras sociedades son mucho más pequeñas.
Ninguna cultura podría existir sin sociedad pero, del mismo modo, no puede haber una sociedad carente de cultura. Sin cultura no seríamos en absoluto "humanos", en el sentido en que normalmente entendemos este término. No tendríamos una lengua en la que expresarnos ni conciencia de nosotros mismos y nuestra habilidad para pensar y razonar se vería considerablemente limitada. ¿,Hasta qué punto se diferencia el ser humano de los animales por este tipo de características? ¿De dónde proceden nuestros rasgos puramente "humanos"? ¿Cuál es la naturaleza del ser humano?Estas preguntas son cruciales para la sociología porque sientan las bases de todo su objeto de estudio. Para contestarlas, analizaremos lo que compartimos como seres humanos y también lo que nos diferencia.
Sociología Vanesa Bouza
Anthony Giddens, Manual de Sociología

Televisión en familia

El proyecto (..) se basó en dieciocho familias blancas (dos adultos con dos o más niños) que fueron entrevistadas en 1985. Si bien Morley presta mucha atención al contexto en que se mira televisión (entrevista a familias de desempleados, de clase trabajadora y de clase media), su investigación encuentra un nuevo centro de interés en la importancia del género en el uso de la televisión.
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La naturaleza de género en la actividad social centrada en la televisión es manifiesta en todos los hogares, y corta transversalmente la clase social. Morley dice que “investigar la forma de mirar televisión en el hogar es, por definición, investigar algo que los hombres están en mejores condiciones de hacer francamente, y que las mujeres parecen capaces de hacer sólo distraída y culposamente, a causa de las responsabilidades domésticas que nunca dejan de pesar sobre ellas” (Morley, 1988, pág. 147)
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En la mayor parte de las familias entrevistadas era el adulto masculino de la casa quien tenía el control sobre las pautas de la práctica de ver televisión de los demás miembros de la familia. El predominio masculino en el hogar se extiende al manejo del televisor y de la videograbadora. No obstante, el control masculino nunca es absoluto y se ve cuestionado de continuo por los restantes miembros de la familia. Señalemos algunos ejemplos. Un miembro de la tercera de las familias del estudio (un padre sin empleo) describe su relación con la televisión como “de adicción… para mí es como una droga” (Morley, 1988, pág. 68). Morley señala que en ese hogar el televisor raramente se apaga y el padre da muestras de una obsesión masculina por mirar televisión en un silencio sin interrupciones. Eso era característico del estilo en que en general los hombres preferían mirar televisión, en tanto que las mujeres propendían mucho más a desarrollar por lo menos otra actividad social. Se reconoció también, por parte tanto de los hombres como de las mujeres, que los hombres miraban mucha más televisión que las mujeres. También esto es recogido por Morley en términos de una división del hogar según géneros. Los hombres sienten la casa como un lugar de relajamiento, pero en las mujeres de todas las clases sociales el deseo de mirar televisión siempre tiene que entrar en transacciones con sentimientos de culpa y de obligación. Cuando las mujeres podían negociar algún espacio, comúnmente durante la ausencia del marido, tendían a mirar programas de entretenimientos que recibían una valoración negativa, en especial por parte del marido, que afirmaba su preferencia por productos más referidos a los hechos. En realidad, el control de la escena familiar por los hombres era tal que el padre sin empleo mencionado anteriormente manifestaba una fuerte resistencia a asistir a espectáculos fuera del hogar. Como esas actividades solían ser gratuitas, Morley interpreta la negativa del padre a salir de casa como un medio de rechazar la posible pérdida de un “poder total” (Morley, 1988, pág. 70).
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La madre de la décima familia del estudio (una familia de clase trabajadora) exhibe una aguda conciencia del papel que los dramones en episodios suelen desempeñar en la vida de las mujeres. El relativo aislamiento de estas respecto de la esfera pública hace que a menudo tengan tres temas principales de conversación (los niños, las tareas domésticas y la televisión) que proporcionan el “cemento” social para la vida comunitaria. Morley observa que, de acuerdo con su estudio, en tanto que son los hombres los que consumen una cantidad predominante de televisión, son, en conjunto, las mujeres las más inclinadas a admitir que se dedican a hablar acerca de ella. En su trabajo posterior (1992), Morley interpreta la adhesión de los hombres a los programas realistas y relacionados con los hechos como una manera de defenderse de la posibilidad de dejarse llevar por la fantasía o la emoción. Y la necesidad que las mujeres tienen de estar “haciendo algo” mientras miran televisión puede asociarse a la manera en que se construyen las identidades de género en una sociedad patriarcal. La razón por la que mirar televisión sigue siendo un placer culposo en las familias nucleares modernas es que su rol de género exige a las mujeres subordinar constantemente sus necesidades, sus deseos y sus placeres a los de su pareja masculina.
Vanesa Bouza Sociología
Stevenson, Nick, “Perspectivas críticas en la investigación de la audiencia”, en Culturas mediáticas, Buenos Aires, Amorrortu, 1998.

jueves, 30 de julio de 2009

Stevenson, Nick (refiriendo a Clifford Geertz)

´Para Geertz, lo que llamamos cultura es una red de significación que ha sido tejida por acciones, objetos y expresiones provistos de sentido. Bajo este aspecto, la cultura no es ni objetiva ni subjetiva.´
Vanesa Bouza Sociología
Stevenson, Nick: ´Perspectivas críticas en la investigación de la audiencia´, en Culturas mediáticas, Buenos Aires, Amorrortu, 1998.

jueves, 9 de julio de 2009

Cultura

“Tanto el problema como el interés de la sociología de la cultura pueden percibirse de inmediato en la dificultad implícita de su término aparentemente definitorio: ´cultura´. (…). Este término empieza por designar un proceso –la cultura (cultivo) de granos o (cría y alimentación) de animales, y por extensión la cultura (cultivo activo) de la mente humana- y, a finales de l siglo XVIII, especialmente en alemán y en inglés, acaba por designar una configuración o generalización del ´espíritu´ que conformaba ´todo el modo de vida´ de un pueblo en particular. Herder (1784-1791) utilizó por primera vez el significativo plural, ´culturas´, para distinguirlo deliberadamente de cualquier sentido singular, o como diríamos ahora, unilineal, de ´civilización´. El amplio término pluralista fue, por lo tanto, especialmente importante en el desarrollo de la antropología comparada del siglo XIX, la cual ha continuado designando una forma de vida completa y diferenciada.
Pero además se plantean preguntas fundamentales acerca de la naturaleza de los elementos formativos o determinantes que producen estas culturas diferenciadas. Las respuestas alternativas a estas preguntas han producido una serie de significados efectivos, tanto dentro de la antropología como, por extensión, a partir de ella: desde la antigua insistencia en un ´espíritu conformador´ -ideal, religioso o nacional- hasta un énfasis más moderno en una ´cultura vivida´, la cual ha sido primariamente determinada por otros procesos sociales, ahora diversamente designados, a menudo formas particulares de orden político o económico. En las tradiciones intelectuales alternativas y enfrentadas que han surgido de este espectro de respuestas, la ´cultura´, en sí misma, oscila, por tanto, entre una dimensión de referencia significativamente total y otra confiadamente parcial.
Mientras tanto, en su uso más general, se produce un intenso desarrollo del sentido de ´cultura´ como cultivo activo de la mente. Podemos distinguir una gama de significados que va: desde 1) un estado desarrollado de la mente, como en el caso de ´una persona con cultura´, ´una persona culta´; hasta 2) los procesos de este desarrollo, como es el caso de los ´intereses culturales´ y las ´actividades culturales´; y 3) los medios de estos procesos, como ´las artes´ y ´las obras humanas intelectuales´ en la cultura.
Este último es el significado general más común en nuestra propia época, aunque todos se utilizan. Coexisten, a veces incómodamente, con el uso antropológico y el sociológico –éste, sumamente extendido—que indica ´todo el modo de vida´ de un pueblo diferenciado o de algún otro grupo social.”
Vanesa Bouza Sociología
Williams, Raymond, “Hacia una sociología de la cultura”, en Cultura. Sociología de la comunicación y del arte, Barcelona, Paidos, 1981.

martes, 7 de julio de 2009

Políticas

El hipercomercialismo y creciente control corporativo traen consigo un sesgo político implícito en los medios de comunicación. El consumismo, la desigualdad de clases y el individualismo tienden a considerarse como naturales e incluso benevolentes, mientras que la actividad política, los valores cívicos y las actividades antimercado se marginan. El mejor periodismo se acompasa a la clase empresarial y se acomoda a sus necesidades y prejuicios; con unas pocas y notables excepciones, el periodismo reservado a las masas tiende a ser el tipo de majaderías que proporcionan las grandes corporaciones de los medios de comunicación en sus canales televisivos estadounidenses. En India, por ejemplo, bajo la influencia de las grandes corporaciones globales de medios de comunicación, “los medios informativos renovados (…) ahora se centran más en diseñadores de moda y reinas de la bellaza que en las sombrías realidades de un país pobre y violento”.
Muchas veces esta tendencia es bastante sutil. En efecto, la genialidad del sistema de medios comerciales de comunicación es la carencia general de censura manifiesta. Como observó George Orwell en su introducción no publicada a Rebelión en la granja, en las sociedades libres la censura es infinitamente más sofisticada y meticulosa que en las dictaduras, porque ´pueden silenciarse ideas que se desaprueban y mantenerse ocultos hechos poco convenientes si necesidad alguna de una prohibición oficial”.
Vanesa Bouza Sociología
McChesney, Robert: Economía política de los medios y las industrias de la información en un mundo globalizado.

lunes, 6 de julio de 2009

Sobre la industria cultural

…Lo que es nuevo en la industria cultural es la primacía inmediata y confesada del efecto, muy bien estudiado en sus productos más típicos. La autonomía de las obras de arte, que ciertamente no ha existido casi jamás en forma pura, y ha estado siempre señalada por la búsqueda del efecto, se vio abolida finalmente por la industria cultural. No es necesario destacar aquí una voluntad conciente de sus promotores. Más bien habría que derivar el fenómeno de la economía, de la búsqueda de nuevas posibilidades de hacer fructificar el capital en los países altamente industrializados. Las antiguas posibilidades se hacen más y más precarias a causa de este mismo proceso de concentración que hace posible solamente la industria cultural en tanto que institución poderosa. La cultura que según su sentido propio no solamente obedecía a los hombres, sino que protestaba siempre contra la condición esclerosada en la cual viven, honrándolos por eso, esa cultura, por su asimilación total a los hombres se integra a esta condición esclerosada; así, los envilece una vez más. Los productos del espíritu en el estilo de la industria cultural ya no son también mercancías, sino que lo son integralmente. Este cambio es tan enorme, que produce cualidades enteramente nuevas. En definitiva, la industria cultural ya no está obligada a buscar un beneficio inmediato que era su motivación primitiva. El beneficio se ha objetivado en la ideología de la industria cultural y hasta se ha emancipado de la obligación de vender las mercancías culturales que de todos modos deben ser consumidas. La industria cultural se mueve en public relations, o sea la fabricación de una good will a bajo nivel, sin consideración para con los productores o los objetos de venta particular. Se busca al cliente para venderle un consentimiento total y sin reserva, se hace la reclama para el mundo tal cual es, del mismo modo en que cada producto de la industria cultural es su propia publicidad.
Al mismo tiempo, sin embargo, se conservan los caracteres que correspondieron primitivamente a la transformación de la literatura en mercancía. Si hay algo en el mundo que posee su ontología, es la industria cultural, tabla de categorías fundamentales, rígidamente conservadas a la manera, por ejemplo de la novela comercial inglesa a fines del siglo XVII y principios del XVIII. Lo que en la industria cultural se presenta como un progreso, lo perpetuamente nuevo que ofrece, sigue siendo, en todos los campos, el cambio exterior de la misma cosa; la variedad cubre un esqueleto que conoció tan poco cambio como la misma motivación del beneficio desde su ascensión a la hegemonía sobre la cultura.
Por lo demás, el término industria no debe tomarse al pie de la letra. Se refiere a la standardización de la cosa misma –por ejemplo la standardización del western, familiar a cada espectador de cine--, y a la racionalización de las técnicas de distribución, y no estrictamente al proceso de producción. Aún cuando éste, en el sector central de la industria cultural, es decir el film, se acerca a la metodología técnica gracias a una división del trabajo muy acentuada y a la separación expresada en el eterno conflicto entre los artistas que trabajan en la industria cultural, y sus potentados –se conservan sin embargo, en otros sectores de la industria, formas de producción individuales.
Vanesa Bouza Sociología
Adorno Adorno, Theodor (1967), “La industria cultural”, en Morin, Edgar y Theodor Adorno, La industria cultural, Galerna, Buenos Aires, p. 7-20.

1° POLIMODAL LENGUA

Profesora: María Laura Machina
Actividades de Lengua y Literatura para 1er año A y B de Polimodal:
Actividades con el libro Cuentos duplicados de Editorial Cántaro (Si no lo tienen consigan el cuento que se les pide)
1. Leer "William Wilson" de Poe.
2. ¿Qué otro cuento de este autor leímos durante el año?
3. Describir al protagonista, ¿es el narrador de la historia?
4. ¿Cuál es el conflicto en el cuento?
5. Señalar la cita textual en la que aparece enunciado el conflicto.
6. ¿De qué manera se va agudizando el problema?
7. Señalar los lugares y las expresiones que indiquen paso del tiempo en el relato.
8. ¿En qué momentos aparece el otro? ¿Qué tienen en común esos momentos?
9. Explicar el desenlace, ¿por qué aparece el espejo en este último momento?
10. ¿En qué otro cuento leído aparece el clima carnavalesco de los disfraces?
11. Entonces, ¿Qué era lo que acosaba al protagonista?
12. Explicar el tema del doble en este relato. ¿Cómo aparece enunciado ya en su propio nombre? Entregar el 10 de julio de 9 a 13 en la escuela aclarando Nombre y apellido y nombre de la profesora

miércoles, 1 de julio de 2009

Suspensión de clases

A partir del lunes 6 de julio en este blog los alumnos podrán encontrar trabajos prácticos correspondientes a las sucesivas semanas.